Paleoclimatología, ¿se puede conocer el tiempo pasado?

Paleoclimatología, ¿se puede conocer el tiempo pasado?
Autor: Iván Herrera Marín - Iván Herrera Marín | CTO Responsable Técnico en TROPOSFERICA. Meteorólogo y comunicador. Diseño gráfico. Ciencias Ambientales.
9 de septiembre, 2022

NO CONFUNDIR LOS TÉRMINOS

No debemos confundir los términos meteorología y climatología -pese a que, en los medios de comunicación e incluso en documentales especializados, ocurre constantemente. Meteorología hace referencia a los fenómenos meteorológicos que ocurren en un momento dado presente, intentando averiguar también el tiempo en un futuro próximo.

Una tormenta, por ejemplo, es un fenómeno meteorológico que corresponde al tiempo "presente", aunque podemos recoger sus datos para futuros estudios climáticos: aumento o disminución del número de tormentas en los meses de verano a lo largo de los últimos 30 años, por ejemplo.

En cambio, la climatología, determina el tiempo característico que podemos encontrar en una localización concreta a lo largo de un mes, una estación o de todo un año, respecto a variables como la temperatura y la precipitación.

UN VISTAZO AL PASADO

Siempre hablamos del tiempo presente, de lo que hizo el mes pasado, de la tendencia para la próxima estación del año... Pero pocas veces se habla del tiempo pasado. Y no me refiero al de hace un mes, un año, o incluso diez años: hablo del tiempo de hace milenios, e incluso el tiempo de hace millones de años.

¿Es posible conocer la evolución del clima a lo largo de la historia de la humanidad? O, aún mejor: ¿podemos conocer el tiempo a lo largo de la historia de la Tierra? En principio sí. Pero, con limitaciones. Cuanto más nos alejamos en el tiempo, más detalles se pierden y más difícil se hace precisar.

La paleoclimatología es la rama de la climatología especializada en investigar el tiempo pasado. Para ello, tenemos que actuar como detectives, investigando en nuestro propio entorno, en la naturaleza misma, como Sherlock Holmes.

MÉTODOS DE INVESTIGACIÓN

Seguramente habrá oído hablar de los anillos de los árboles -que podemos llamar dendroclimatología-. 

Cada anillo corresponde a un año del periodo vegetativo. El grosor de los anillos nos da una pista del crecimiento del árbol a lo largo de ese año. Cuanto mayor sea el grosor del anillo, mejores condiciones meteorológicas habrá encontrado ese árbol ese mismo año -por ejemplo: lluvias abundantes-. Este método nos da pistas del tiempo pasado  de unos pocos años y hasta centenares de años atrás. Pero conozcamos ahora otros métodos que nos permiten ir más allá.

Incluso los anillos de los árboles fosilizados, nos pueden aportar información a cerca de ciertas condiciones atmosféricas pasadas mediante técnicas de datación radiométrica.

Otro método es el estudio del hielo depositado, capa tras capa, durante centenares o miles de años y que podemos recoger en campos de hielo de Groenlandia o la Antártida, por ejemplo, con maquinaria de perforación.

Los gases encontrados, capturados por el hielo, nos dan pistas a cerca de la composición atmosférica en un momento dado.

De la misma manera, se puede estudiar la composición de las rocas nos puede arrojar detalles que nos permitan reconstruir, por ejemplo, la distribución antigua de los continentes sobre la Tierra, el nivel del mar en un momento dado, incluso la vegetación, si se encuentran fósiles de pólen, animales, etcétera.

RECONSTRUCCIÓN DEL CLIMA PASADO

Es sorprendente comprobar como el clima ha ido cambiando -y mucho- a lo largo de los últimos miles o millones de años. Se han ido sucediendo periodos de frío extremo -o glaciares- junto con periodos mucho más cálidos -periglaciares-. Es importante resaltar que un cambio en el clima se puede producir tanto a nivel local, como a nivel global, es decir, no tiene por qué afectar de manera uniforme la superficie del planeta. Mientras que en un lugar la temperatura sufre un aumento repentino, en las antípodas puede ocurrir lo contrario.

Recordamos la "Pequeña Edad de Hielo", que se iniciaba a principios del siglo XIV -bastante reciente, en términos geológicos-. Sus efectos fueron hambrunas y enfermedades en gran parte del continente europeo. Curiosamente, este breve periodo glaciar precedió a un episodio de calor intenso, llamado el "Óptimo Medieval", entre los siglos X y XIV.

En futuros artículos hablaremos de los procesos que pueden iniciar cambios importantes en el clima.

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