La "travesía del desierto"

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Autor: Iván Herrera Marín - Iván Herrera Marín | CTO Responsable Técnico en TROPOSFERICA. Meteorólogo y comunicador. Diseño gráfico. Ciencias Ambientales.
14 de febrero, 2022

La situación empieza a ser preocupante. Llevamos semanas, por no decir meses, bajo la influencia del anticiclón en prácticamente toda España, sin a penas variaciones significativas en su posición. Las altas presiones actúan como escudo frente a la llegada de borrascas y frentes, alejando las lluvias y nevadas. Cuando esta situación se prolonga mucho en el tiempo, las repercusiones son notorias en gran parte del territorio y en todos los niveles. Lo denominamos estrés hídrico.

Actualmente, las reservas de agua de nuestros pantanos se sitúan en torno al 45% de media. Destaca la situación de los embalses del sur de la Península. En Andalucía la media se sitúa en torno al 32% y en Extremadura y Castilla-La Mancha alrededor del 37-37%. Destaca especialmente la situación en las cuencas hidrográficas del sureste, con reservas al 22% en la comunidad de Murcia.

Podéis acceder a todos estos datos, actualizados periódicamente, en este enlace.

Hace justo un año las reservas se situaban en torno al 58%. La medida de los últimos 10 años, en un 61%. La tendencia, por lo tanto, es claramente negativa.

No es un hecho excepcional. A orillas del Mediterráneo, el clima se caracteriza por ciclos que conllevan periodos húmedos, con lluvias, tormentas e inundaciones, pero también periodos muy secos, antagónicos, y que se van alternando cada pocos años en ciclos que se llevan repitiendo desde que tenemos registros.

Aunque no podemos pasar por alto que uno de los posibles efectos del "cambio climático" sería llevar al extremo algunos de estos ciclos, agudizando sus efectos tanto en intensidad como en durabilidad.

Justo hoy lunes 14 de febrero nos está acabando de cruzar una borrasca con algunas lluvias y nevadas de poca entidad. Aún quedará inseguro hasta mediados de semana, pero posteriormente parece que el anticiclón se volvería a imponer. Quizá con algún episodio aislado de inestabilidad, pero por ahora no podemos anunciar la llegada de lluvias generalizadas que tanta falta harían. Incluso para "limpiar el ambiente" de altos niveles de contaminación sobre todo en los núcleos urbanos de mayor entidad.

Si hablanos de tendencia, se podría empezar a ver la luz al final del túnel a lo largo de la primavera. El mes de marzo se prevé suave y seco en general, con precipitaciones más presentes en puntos del Mediterráneo, especialmente. De cara al mes de abril la inestabilidad podría ser especialmente abundante en puntos del este y sur de España. Sin embargo, la sequía se podría prolongar en el noroeste, aún por concretar. Durante el mes de mayo los chubascos y tormentas se podrían desplazar más hacia la mitad norte. Evidentemente, estas "predicciones" hay que cogerlas con pinzas, pues hablamos de tendencias sin matices ni detalle.

 

 

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