El relámpago de Catatumbo

El relámpago de Catatumbo
Autor: Alfred Rodríguez Picó - Director de TAIKOMETEOROLOGIA. Meteorólogo con más de 30 años de experiencia en TV3, Catalunya Ràdio, La Vanguardia, El Periódico y otros medios, así como profesor y conferenciante con más de 1500 charlas impartidas.
28 de noviembre, 2019

En la cuenca del río Catatumbo que desemboca sus aguas al lago Maracaibo en Venezuela, se produce un fenómeno extraordinario, maravilloso y a la vez misterioso. Entre 150 y 160 noches al año y en dos intervalos, entre las 7 de la tarde y las 11 de la noche y entre las 12 de la noche y las 3 de la madrugada, se forman unas potentes tormentas con gran aparato eléctrico que son muy conocidas en la zona y que incluso se utilizan como reclamo turístico. En 1597 Lope de Vega en su obra “La Dragontea” ya mencionó el fenómeno y el naturalista y explorador alemán Alexander von Humboldt (1769-1859) visitó la zona y quedó maravillado por la gran cantidad de descargas eléctricas, siempre ubicadas en la misma zona, describiéndolas como “explosiones eléctricas que son fulgores fosforescentes”, añadiendo que el fenómeno se podía ver desde cientos de kilómetros de distancia. También en 1841 Agustín Codazzi, geógrafo y cartógrafo hablaba de un “relámpago continuado”.

A lo largo de los siglos y según todas las versiones el fenómeno siempre se produce en la misma zona. A principios del siglo XX varios científicos visitaron la cuenca del río Catatumbo y dieron explicaciones del fenómeno hoy día poco convincentes, relacionando las tormentas con lo que ellos consideraban “vapores radiactivos” emitidos por las extensas ciénagas que se extienden por la zona. No fue hasta mayo de 1987 cuando el científico Andrés Zavrostky y varios colaboradores se adentraron por estas ciénagas salvajes e insalubres y relacionaron la formación de las tormentas con los vapores emitidos por las aguas estancadas.

Se ha comprobado que la mayoría de las descargas eléctricas se producen dentro de la nube y en contadas ocasiones de nube a tierra. Son arcos eléctricos de 2 a 10 kilómetros de largo y pueden contarse hasta 280 descargas en una hora y nada menos que 1.646.000 al año. Los truenos son casi inaudibles ya que se producen en la parte superior de la nube. Las últimas investigaciones confirman la importancia que tienen los pantanos en la formación de estas tormentas. Las ciénagas son una fuente de metano. Este gas asciende hacia la parte superior de la nube tormentosa, ayudado por las corrientes ascendentes, provocando la separación de las cargas eléctricas y la formación del relámpago. La zona es castigada con relativa frecuencia por movimientos sísmicos y también se ha comprobado que después de algún terremoto de cierta intensidad, aumenta el número de tormentas ya que podrían haberse abierto fisuras en el terreno dejando escapar más cantidad de gas metano. Desde el lago Maracaibo se observa el fenómeno de rayos ininterrumpidos en dirección al río Catatumbo, dándole el nombre popular de “Faro de Maracaibo”.

Antiguamente cuando se navegaba a vela los marinos se sentían seguros, siempre guiados por los resplandores de los rayos. Los pueblos de la zona, que pertenecen al estado de Zúlia en Venezuela, están tan orgullosos del fenómeno que han propuesto que la Unesco declare estas tormentas “el primer fenómeno meteorológico Patrimonio Natural de la Humanidad”.

Alfred Rodríguez Picó

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