Agosto languidece...y llega la amenaza de la gota fría

Agosto languidece...y llega la amenaza de la gota fría
Autor: Samuel Biener - Geógrafo del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante
20 de agosto, 2018

En primer lugar, no se preocupen. A 20 de agosto de 2018 los modelos no prevén por ahora una situación de lluvias torrenciales en el Mediterráneo español. Hoy vengo a hablar sobre un tema que copa noticias y portadas en la segunda quincena de agosto, el cuento de nunca acabar: la inminente gota fría por un mar que está hecho un caldo, aunque en las últimas semanas el caldo se ha enfriado ligeramente debido a la entrada del viento de levante y por las tormentas.

Durante los últimos días, me han llegado algunas consultas que hacían referencia a la reciente situación de tormentas localmente muy intensas que en los últimos días han afectado a la mitad oriental peninsular, donde los aguaceros de alta intensidad horaria y la piedra en algunos casos han sido los protagonistas del panorama meteorológico en aquella zona.

Es cierto que en Xàbia cayeron más de 100 l/m2 en muy pocas horas, pero en un espacio muy reducido. Pero esas lluvias torrenciales de carácter muy local no estuvieron asociadas a una gota fría, más bien se trataron de lluvias cálidas, un fenómeno que parece que puede ir a más como consecuencia del calentamiento del Mediterráneo. Se trata de una situación más propia de mares tropicales, en las que apenas hace falta una ligera inestabilidad que avance sobre un mar que aporte calor y humedad, y también que la orografía acompañe. Otro día hablaré sobre las lluvias cálidas. 

Esquema con la formación de una gota fría totalmente aislada (DANA). Esto es una gota fría, ni más ni menos. Tan simple pero tan complejo. Fuente: AEMET.

En nuestro país, las lluvias torrenciales pueden darse con varias situaciones, no son exclusivas de las gotas frías...ni del otoño. Recordemos que una gota fría no es para nada un sinónimo de lluvia torrencial, se trata simplemente de un embolsamiento de aire frío en altura, que se descuelga de la circulación del oeste. Por cierto, las "madres" de las gotas frías, las vaguadas (para que nos entendamos) también pueden provocar una inestabilidad muy acusada si se dan una serie de condiciones (por ejemplo, en el fatídico episodio de agosto de 1996 en el camping de las Nieves). Además de las ya mencionadas lluvias cálidas.

¿Que el mar está muy caliente? Pues muy bien, oiga. Que el mar esté hecho un caldo no significa que estemos ante un inminente episodio de lluvias torrenciales. ¿Qué pasó en el verano de 2003, cuándo el Mediterráneo alcanzó los 30ºC? Prácticamente nada. Si no se dan una serie de condiciones atmosféricas (básicamente descuelgues de aire frío en altura, viento de levante, en muchas ocaisones también orografía favorable), tenemos una bomba sin mecha. Si no hay situaciones de inestabilidad, pues al menos nos podremos dar unos buenos baños hasta bien entrado el otoño.

Ironía al margen, los medios de comunicación no tardarán en volver a anunciar la llegada de la inminente gota fría en septiembre. No se asusten, puede que sí, puede que no suceda. Y es que los descuelgues de las gotas frías están ligados a la situación en altura, y prácticamente se pueden producir en cualquier época del año. Pero sólo en unas pocas ocasiones se dan una serie de condiciones que propicien la formación de lluvias intensas.

¿Lo qué? Con titulares como estos se crea más confusión entre la población sobre el cocnepto de gota fría.

No hay que asustarse, pero tampoco hay que irse al extremo contrario, que es pasar del tema o no darle la importancia que se merece, algo de lo que sigue pecando por desgracia la Administración Pública. Las ramblas se siguen utilizando como aparcamiento, mercadillos, aunque la última novedad es convertirlas en un sitio para soltar a las vaquillas, poco después de producirse una inundación relámpago, que es lo que ha sucedido en las pedanías de Alicante.

Las lluvias torrenciales, al igual que los terremotos, son peligros naturales que siempre han estado presentes en el sureste, y con los que debemos aprender a convivir, y sobre todo respetar, algo que en muchas ocasiones no se hace. La ocupación indebida de zonas inundables como marjales o ramblas tiene como consecuencia la aparición de un riesgo que antes no estaba ahí. En el litoral mediterráneo, los últimos fallecimientos en riadas han sido por comportamientos imprudentes o por realizar una actividad que no debería estar ahí (el ejemplo de la rambla de la cala de Finestrat es uno de los mejores casos prácticos).

En resumen, las lluvias torrenciales pueden darse con distintas situaciones en cualquier época del año, siempre que se den una serie de condiciones. No hay que tenerles miedo, ni obviar el problema. Simplemente respetar, esforzarnos en conocer nuestro medio y educar a la sociedad para impedir que repitamos los errores que hemos cometido en el pasado. Espero no llegar tarde, porque tras las últimas tormentas parece que la gota fría ya está en boca de muchas personas.

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