Adiós primavera: el verano climatológico ya está aquí  

Adiós primavera: el verano climatológico ya está aquí  
Autor: Samuel Biener - Geógrafo del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante
29 de mayo, 2019

Dejamos atrás un mes de mayo que ha resultado insulso en bastantes zonas de España, en unos casos por la ausencia de precipitaciones; en otros por las elevadas temperaturas que se han alcanzado. Además de despedirnos de mayo, también nos despedimos de la primavera climatológica. El próximo sábado, coincidiendo con el comienzo del mes de junio, le damos la bienvenida al verano climatológico.

¿Qué es eso de las estaciones climatológicas? Los climatólogos nos basamos en criterios climatológicos para dividir las estaciones. Casi siempre, las variables utilizadas para realizar esta división se basan en valores medios de temperatura y precipitación. Por ejemplo, el verano climatológico abarca desde el mes de junio hasta agosto, que son los meses más cálidos y más estables a nivel general; mientras que el invierno comprendería los meses de diciembre, enero y febrero, que suelen ser los más fríos y en los que predomina la circulación zonal (borrascas atlánticas), mientras que la primavera y el otoño son estaciones de transición, con altibajos de temperaturas y muy variables.

Esta división por estaciones climatológicas es más realista para nosotros que la astronómica, y además facilita la labor de cara a realizar estudios meteorológicos y climáticos. También hay sectores que defienden la existencia de estaciones meteorológicas (no, ahora no me refiero a las Davis y las Oregón), que correspondería al momento en el que empieza a hacer el tiempo típico de una estación, ya que no suele coincidir con el inicio de una estación astronómica o climatológica.


Los grandes enemigos de los meteorólogos en verano: los termómetros callejeros, que ofrecen datos que no son fiables. 

De momento, la primavera climatológica se despedirá con temperaturas más propias de pleno verano en algunas zonas de la mitad occidental peninsular, ya que de cara al sábado se pueden rozar los 40ºC por allí. Empiezan junio a lo grande, y seguro que no tardarán en saltar los oportunistas y los catastrofistas de todos los años para anunciar la llegada del verano más cálido de la Historia. Que tengamos algunos días cálidos en primavera no significa que en verano nos vayamos a asar. De hecho, por ejemplo en el litoral mediterráneo las máximas anuales se pueden dar a finales de mayo o en septiembre con situaciones de viento de poniente.

¿Y qué se espera este verano? Como ya he dicho muchas veces, somos meteorólogos y climatólogos, pero no adivinos. Obviamente, en verano hace calor en España, a menos que vivamos en alta montaña. Lo que puedo asegurar es que no va a nevar en Badajoz, Córdoba o Sevilla a mediados de julio. Junio, julio y agosto suelen caracterizarse por ser los meses más cálidos del año, también los más secos.

Pero siempre con pequeños matices, gracias a la gran complejidad geográfica de la Península Ibérica. Dependiendo de la componente del viento, en unas zonas puede ser un verano muy cálido, en otras, menos. Si predomina el viento de levante, como en los últimos veranos, las temperaturas estarán más contenidas a orillas del Mediterráneo, mientras que en Andalucía o Extremadura se disparan, que es lo sucederá durante los próximos días. Si tenemos un verano con apenas viento, en el interior peninsular se cuecen. 

En algunos sectores del Sistema Ibérico y el Pirineo, las precipitaciones estivalas tienen bastante importancia en el conjunto anual. Fuente: Cesar Rodríguez https://climaenmapas.blogspot.com/

En cuanto a las precipitaciones, las que suelen predominar en esta época son las convectivas (tormentas). En algunas zonas del Pirineo y del Sistema Ibérico el verano es una de las estaciones más lluviosas del año, aunque por el carácter irregular y local de estos aguaceros los acumulados varían mucho de un verano para otro. Es la época de grandes granizadas y de grandes aguaceros que pueden arrasar todo lo que encuentran a su paso en una extensión reducida de superficie. Por desgracia, a veces también provocan daños humanos (aunque más que la lluvia, es la imprudencia del ser humano al construir donde no se debe).

El caso más mediático de nuestra historia reciente es la tragedia del camping de las Nieves de Biescas, con casi 90 personas fallecidas como consecuencia de una extraordinaria riada súbita que experimentó el torrente de Arás tras una tormenta muy intensas en la cabecera del barranco durante el 7 de agosto de 1996. ¿Dónde estaba el camping? En el cono de deyección del torrente. Y ojo, que estamos en 2019 y numerosas urbanizaciones, hoteles y campings siguen estando construidos en zonas inundables, no aprendemos.

Por otro lado, aparte de las tormentas de montaña no hay que olvidar que en la segunda quincena de agosto se suelen producir trombas de agua muy intensas y localizadas en sur del Golfo de Valencia. Sin olvidar que es la época del año de las conocidas como tormentas secas, asociadas a irrupciones de aire muy cálido procedente del norte de África.  

En algunos observatorios del Mediterráneo, lamedia de las máximas es más baja ahora que en los veranos de los años 50 o 60. Sucede lo contrario con las temperaturas mínimas. Fuente: javiersevillano.es y AEMET.

Lo que sí que estamos observando en los últimos veranos es que las temperaturas tienden a ser más elevadas en el interior y en el oeste peninsular debido a la mayor persistencia del viento de levante, que llega recalentado a esa zona. En cambio, en el litoral mediterráneo sucede lo contrario con los valores máximos, que quedan contenidos por el soplo del levante. Hay observatorios en los que no se aprecia un ascenso de las temperaturas máximas en verano, y en algún caso ahora están por debajo de las de los años 50-60, como en Alicante – Ciudad Jardín.

Sin embargo, pasa lo contrario por la noche, ya que los datos son claros: se ha producido un importante aumento de las noches tropicales y tórridas. ¿Las causas? Principalmente, el efecto de la isla de calor urbana y el aumento de la temperatura superficial del Mediterráneo. Este último factor está provocando un cambio en las temperaturas y humedad relativa, y supone un plus de energía en aquellas situaciones de descuelgues de aire frío en altura.

Y esto en definitiva es lo que podemos asegurar que va a suceder en cada verano. Los matices locales y regionales de la Península Ibérica provocan que en todos los sitios no pase lo mismo. ¿Será un verano tórrido? A lo mejor en algunas zonas sí y en otras no. ¿Y las precipitaciones? Una fuerte tormenta de 30 minutos puede provocar que el verano en una determinada localidad pueda ser climatológicamente húmedo. Por tanto, basta de previsiones sensacionalistas, generalistas y catastrofistas.

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